05 septiembre 2006

Un viaje


Rothko no inventó nada. Salió de viaje, hacia el mar, desde una tierra polvorienta.


Unos páramos imitan con la pintura descolorida el paisaje de Monument Valley. La ruta 66 no está aquí, hay que seguir los icebergs, llegar al Upper West Side, recoger a Julio y trazar un arco por ese pais hecho para niños, psicopatas y predicadores. Una vez en Seattle, hay que acercarse a la costa y esperar a que la bruma trace la delicada línea que hace que los hombres merezcan tal nombre. Y que las bestias ladren.