01 junio 2006

Anónimos

El lugarcomunismo vive instalado en el periodismo instantáneo y volátil. Y éste último inunda los medios, más aún en sucesos como la muerte de la artista Rocío Jurado. Hay ciudadanos que hacen largas colas (¿se acuerdan de la Unión Soviética?) para despedirse de la artista o para satisfacer su curiosidad o para alimentar su morbo o para comprobar la asistencia al velatorio de otros artistas o para pasar la mañana o por lo que sea. El caso es que se los etiqueta/clasifica como ciudadanos anónimos. Falso. Todos tienen nombre y dos apellidos, como mínimo. Puede que sean desconocidos para el cronista, pero eso no los convierte en seres sin nombre.
Cuando era niño recuerdo mi admiración por la ingente obra de aquel autor llamado Anónimo, que dio al mundo obras tan importantes como Cantar de Mío Cid, Lazarillo de Tormes, Las mil y una noches o el Kama Sutra. Quizá esté esperando pacientemente su turno para honrar a la más grande.